MEMORIA

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La arquitectura del conjunto se ha pretendido basar en la construcción del programa proponiendo un sistema de orden y una articulación según las bases kantnianas de espacios servidores y servidos, procurando un equilibrio programático que satisfaga las demandas desde un análisis de las realidades.

La envolvente o cáscara de todo lo proyectado, jerarquiza todos los espacios y se convierte en el código para descifrar el orden interno.

Los recorridos interiores se plantean como derivados de la tipología elegida, segregando los tráficos atendiendo a los usuarios y posibilitando así una atención eficaz y una ordenación unitaria del conjunto, buscando con ello la facilidad en la orientación dentro del tejido sanitario.

La luz se alía en las unidades de hospitalización, cuyos  ventanales protegidos climáticamente, invitan a la observación del entorno cercano y del horizonte marino, dando al observador un sosiego evocador.

La tecnología puesta al servicio de la arquitectura, garantiza la calidad arquitectónica perseguida, si a ello añadimos que la obra resultante es toda ella de nueva planta, permite a los proyectistas asumir, en las áreas estrictamente sanitarias, tipologías ensayadas y consensuadas sin tener que asumir ninguna servidumbre que desvíe los objetivos perseguidos.

Los colores, la luz natural y la claridad de circulaciones que evitan la desorientación de los usuarios, configuran un edificio “amigable” y que contribuye a la humanización de las situaciones muchas veces dolorosas, que inevitablemente se producen en los edificios sanitarios.